Paro de subtes, descarrilamiento de tren, colectivos desbordados y peatones como hormigas por todas partes.
El caos de la falta de transporte despertó en mi, primero, el mal humor, y luego, tras el amodorramiento del laaaaargo viaje al centro, una curiosidad inpensada.
¿De dónde salió toda esta gente? Como si nunca hubiera pensado en ello, de pronto reflexiono en la maravilla que significa el orden. No es una palabra amigable, pero debemos admitir, es indispensable algunas veces.
Esta vez es una de esas. Los caminos diarios de los y las mortales de Capital Federal y Gran Buenos Aires se cruzan y serpentean paralelos, sin chocarse, con un ritmo invisible y mágico que garantiza, con algunas fallas excepcionales, que cada uno llegue a destino.
Pareciera que solo en estas circunstancias se expone patente el instinto gregario del ser humano. Me pregunto que nos lleva a amontonarnos de esta manera.
Ensayo respuestas pero ninguna me convence. Amor, dinero, soledad, etc. Todas justifican, ninguna alcanza.
Por ahora, prefiero seguir en la pregunta mientras me dispongo a salir de mi rincón preparada con una buena lectura y mucha paciencia para sumergirme en el caos.
Pou
En estos ultimos lo que abunda es el caos
ResponderEliminarEl caos abarca el mundo
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